Para las acciones que interfieren con mis metas, siempre hay un espacio, que es nunca. Es decir, la prioridad es que mis metas lleguen a su fecha de cumplimiento. Que mis planes se ejecuten lo más acertadamente posible y que dentro de los obstáculos que encuentre, pueda tomar decisiones para sortearlos y superarlos rápido y …
Para las acciones que interfieren con mis metas, siempre hay un espacio, que es nunca. Es decir, la prioridad es que mis metas lleguen a su fecha de cumplimiento. Que mis planes se ejecuten lo más acertadamente posible y que dentro de los obstáculos que encuentre, pueda tomar decisiones para sortearlos y superarlos rápido y sin dificultades posteriores. Mi forma de avanzar es decir que NO a las cosas que se interponen en el camino para que mis objetivos se realicen.
Por este motivo, antes un reto o dificultad, mi primera pregunta es si puedo, ¿cómo lo puedo lograr? Es cierto que muchas ocasiones es mejor dejar pasar situaciones donde no tenemos ningún control, pero siempre hay alternativas o rutas de escape para llegar a la meta. La mentalidad es de sacar los pensamientos de derrota y confiar en la experiencia, la intuición y un buen plan.
Lo peor que puede pasar, es que no lo intente. En términos de avance, la mejor forma es tratar. Los intentos pueden no tener fecha de caducidad y de alcance, así que lo mejor es hacer que las cosas pasen. Dejar pasar una oportunidad, también es una decisión, que hay que saber usar. Poner en riesgo extremo la seguridad de un modelo de negocio, no siempre es la mejor forma, pero a veces, puede ser la mejor forma de seguir adelante o encontrar mejores respuestas adelante en el camino.
Tomar riesgos, decisiones, pensar fuera de la caja y actuar con emoción, son formatos que siempre traen el pan a la mesa. Por convicción, evitamos la derrota. Buscamos las formas, preguntamos y vivimos en las ecuaciones del cómo si.
